Abstract:
Los primeros meses del año 2017 mantienen la tendencia recesiva del año pasado. Si bien se moderó la velocidad de la caída de los diferentes indicadores de mayor difusión, el pronóstico de “brotes verdes” se volvió a postergar hasta el segundo trimestre. Caídas en la producción de acero en enero superiores al 10%, merma en el consumo minorista del 2,5% y una recaudación aún 10 puntos porcentuales por debajo de la inflación –en términos reales- parecen indicar que el deterioro económico de 2016 todavía mantiene cierto grado de inercia. La dinámica de los próximos meses estará nuevamente signada por la puja salarial, en el marco de las paritarias de los diferentes sectores. En un año donde el presupuesto en obra pública se incrementó sustantivamente, se espera que se recupere actividad en la industria y en la construcción. No obstante, con una economía que depende en casi un 70% del consumo privado, el potencial real de la economía va a gravitar en torno a cuánto se recuperen los salarios reales. La represión económica de las “metas de paritarias” del oficialismo, cubren de un mando de duda el resultado de este proceso para el año 2017.
El comportamiento de los precios durante el año 2016 estuvo marcado por las medidas de políticas públicas aplicadas desde el gobierno nacional. Este incremento generalizado y sostenido se inició en noviembre del 2015 con un factor meramente especulativo y continuó luego de la devaluación de diciembre. Así, la inflación anual promedio en 2016 fue superior al 40 por ciento. Los picos de mayor incremento se registraron en abril y mayo por el efecto de la modificación de las tarifas de servicios públicos, incremento en el costo del transporte de pasajeros y de los combustibles. En los meses de agosto y septiembre la misma tiende a desacelerarse para retomar el comportamiento alcista durante el último trimestre nuevamente por efecto de las tarifas, las prepagas y la telefonía.
Las condiciones socio-laborales mostraron signos de empeoramiento en 2016 tanto por el aumento de la desocupación con pérdida de 70 mil puestos de trabajo en el sector privado en términos interanuales en noviembre de 2016 como por la pérdida de poder adquisitivo del salario de alrededor de 9%. Asimismo, se destaca como tema de agenda las iniciativas de flexibilización laboral.
Por su parte, las cuentas públicas finalizando el año 2016 los números no dan señales alentadoras. Sólo el ingreso extraordinario, por única vez, del blanqueo de capitales permitió aliviar relativamente el resultado fiscal del año, pero las señales no son alentadoras hacia el futuro. Un punto destacado fue la subejecución presupuestaria. En el sector monetario y financiero, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) aplicó una política monetaria contractiva (“quitar liquidez del mercado”) generando que la deuda de la entidad en Letras (LEBACs) se incrementará notoriamente hasta llegar a valores cercanos al 100% de la Base Monetaria. Dado que esto genera inquietud en el mercado y los agentes ya que, para poder mantener o absorber más dinero, es necesario que ofrezca mejores tasas a las actuales para no desprenderse de las mismas e ir al mercado cambiario para adquirir dólares, que podría tensionar el valor del tipo de cambio. Por ello, el Ministerio de Finanzas apoyará al Central en su política contractiva mediante la entrega de títulos públicos (Letras del Tesoro – LETES) a cambio de una mayor tasa. Esto evidencia que el Central ha perdido parte de su poder en el mercado. Además, se eliminó el plazo mínimo de entradas de capitales financieros y se permitió al complejo agro-exportador liquidar las divisas en cinco años, En otras palabras, las decisiones monetarias y cambiarias están en el otro lado del mostrador (bancos con las LEBACs –el 80% están en su poder- y el campo –tienen las divisas-). Todo esto en un marco de un fuerte endeudamiento (50.000 millones de dólares) y fuga de capitales que fue aminorado por el ingreso de divisas por el blanqueo.
En cuanto al intercambio comercial argentino, el superávit comercial en 2016 fue de 2.128 millones de dólares con exportaciones que alcanzaron los USD 57.737 millones mientras que las importaciones llegaron a USD 55.610 millones. Resulta importante subrayar tanto la primarización de las exportaciones como el “boom” importador y los problemas en las economías regionales (especialmente en el sector lácteo).
Por su parte, la economía global ha alcanzado un crecimiento moderado en torno al 3,1% pero que no se vio reflejado en crecimiento de nuestra región que se contrajo un 0,6%. Asimismo, el comportamiento del precio de los commodities fue dispar, destacándose la recuperación del valor del barril de petróleo. Para 2017 se abre un panorama con cierta incertidumbre por las nuevas políticas estadounidenses que a su vez se plantean un nuevo escenario mundial, así como una nueva oportunidad para la expansión china a través de su plan “Made in China 2025”.
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Fil: Cernadas, Javier. Universidad Nacional de Avellaneda. Secretaría de Investigación y Vinculación Tecnológica e Institucional. Observatorio de Políticas Públicas. Módulo Política Económica; Argentina